El gato es un animal misterioso (ese es uno de sus encantos), tan misterioso que incluso el origen de la palabra gato es incierto. Pero contamos con referencias históricas que nos ayudan a hacernos una idea de dónde puede provenir este término.
Antiguo Egipto: myeou y techau
Antiguo Egipto: myeou y techau
Se dice que los primeros gatos domésticos aparecieron en el Antiguo Egipto (2.000 a.C.) y que entonces se usaba la onomatopeya que emiten para nombrarlos: myeou.
Antigua Grecia: ailouros
Antigua Grecia: ailouros
Los griegos utilizaban la palabra ailouros (que significa “que mueve la cola”). Con lo que es difícil saber cuándo se hablaba concretamente de gatos, excepto que usaran otro término acuñado por aquella época: kattos.
Roma, en latín: cattus
Roma, en latín: cattus
Una teoría muy arraigada sitúa el origen de la palabra gato en el Antiguo Imperio Romano (s. IV d.C). Donde se usaba el término latín cattus para nombrar a los gatos domésticos. Cattus puede provenir de cautus (prudente o astuto), de catus (hábil o ingenioso) o catum (de captura, porque cazaba roedores).
Curiosamente los romanos usaban otros términos para nombrar a los gatos salvajes: feles o felinus. Este sería el origen de la actual palabra
felino y de sus derivados.
A día de hoy muchas lenguas tienen palabras muy parecidas a cattus para nombrar al gato, como por ejemplo:
alemán: katze
asturiano: gatu
catalán: gat
danés y holandés: kat
euskera: katu
francés: chat
inglés: cat
italiano: gatto
noruego y sueco: katt
polaco: kot
lituano: kate
ruso: koshka (gata) / kot (gato)
castellano: gato
alemán: katze
asturiano: gatu
catalán: gat
danés y holandés: kat
euskera: katu
francés: chat
inglés: cat
italiano: gatto
noruego y sueco: katt
polaco: kot
lituano: kate
ruso: koshka (gata) / kot (gato)
castellano: gato
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